A pesar de que el 2020 fue un año difícil para todos, el aislamiento obligatorio jugó a favor de la seguridad vial y logró lo que muchos esperábamos en la última década: bajar los índices de siniestralidad en el tránsito a 2.382 víctimas mortales.
Desde 2014, el número de muertos en las vías durante los primeros 6 meses de cada año sobrepasaban los 3.000 fallecidos, una cifra nefasta y preocupante. Así que lograr una disminución promedio de 21 % el año pasado, durante ese periodo, fue una de las mejores noticias para el país, a pesar de las circunstancias.
No obstante, conforme retornamos a la “normalidad”, la tendencia de fallecidos por siniestros viales volvió a ser la misma y, en el primer semestre de 2021, esa cifra ascendió a 3.293 víctimas, un 38 % más que al año pasado.
De acuerdo a la Agencia Nacional de Seguridad Vial, los motociclistas siguen siendo la víctima principal (59 % en 2021), mientras que la velocidad ha sido la segunda causa asociada a estos siniestros en los últimos dos años.
Preocupa que la víctima más frecuente sean las personas que se encuentran entre los 20 y 25 años, y es que en estos momentos la siniestralidad vial está matando tres veces más a los jóvenes, que el mismo COVID-19.
Por otro lado, Bogotá sigue siendo la ciudad que más casos de fallecidos registra, seguida por Cali, Medellín, Cartagena y Barranquilla.
¿Pero qué estamos haciendo para parar estas cifras? La iniciativa Conduce a 50, vive al 100, entrega datos técnicos y científicos para promover una ley nacional que permita regular los límites de velocidad en vías urbanas y rurales del país, con el fin de salvar vidas en el tránsito.
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